En Sudamérica, Argentina es uno de los países con mayor consumo de café per cápita. Con un promedio de 1,4 kg al año por persona, esta bebida se sitúa como una de las más populares no solo por su sabor, sino también por los beneficios que tiene sobre la salud. Quienes concurren a bares, cafeterías o los cafés de especialidad que se pusieron de moda recientemente, notarán un detalle que se repite en cada uno de ellos: el café se sirve junto a un vaso de agua.
Muchos interpretan esta acción como un simple gesto de cortesía, pero lo cierto es que hay una explicación detrás. Aproximadamente el 80% de los argentinos consume café en sus casas, pero pocos saben que el vaso de agua que acompaña la infusión debería incluirse dentro del ritual ya sea en el desayuno o en cualquier otro momento del día.
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La principal función del vaso de agua, o soda –depende la cafetería-, es limpiar el paladar. Un sorbo antes del café ayudará a disfrutar aún más de su sabor y aromas. Esto se debe a que neutraliza sabores previos, como la comida o los cigarrillos. En caso de estar en ayunas también es importante, porque protege al estómago hidratando la mucosa bucal y del esófago, lo que puede ayudar a reducir la sensación de acidez o ardor en personas sensibles a la cafeína.
Aunque beber agua no es algo que se deba hacer solamente antes de tomar café, sino que también está recomendado hacerlo luego. Entre sus beneficios, esto es útil porque ayuda a eliminar el mal aliento propio de la bebida, aligera el sabor que deja en boca y reequilibra la hidratación, especialmente si la persona bebió más de una taza. Si bien no ocurre al mismo nivel que el maté, el café también tiene propiedades diuréticas.

Este hábito se puede adaptar fácilmente en los hogares. Solo basta servir un pequeño vaso de agua o soda junto a la taza de café y mejorará notablemente la experiencia personal, a la vez que llamará la atención de otros comensales que se sienten en la mesa haciendo el desayuno o la merienda con un toque más refinado.
Según los especialistas, se pueden beber hasta 3 o 4 tazas de café por día, pero no más. Esta infusión mejora el rendimiento mental y físico, reduce el riesgo de enfermedades neurodegenerativas y diabetes, protege al hígado, reduce el riesgo de ciertos tipos de cáncer y mejora el estado de ánimo y reduce el riesgo de depresión a la vez que tiene propiedades antioxidantes.
Solamente deberían evitar el café aquellas personas que sufran ansiedad, insomnio, hipertensión no controlada o estén embarazadas, ya que puede causar acidez, nerviosismo o palpitaciones en personas sensibles, sobre todo si se superan los 300 o 400 miligramos de cafeína recomendados por día.
¿Agua o soda? Qué es lo mejor para acompañar el café
Lo cierto es que, más allá de la importancia de hidratarse antes y después de tomar esta infusión, hay una diferencia entre las propiedades que tiene el agua y las que tiene la soda. Más allá de lo que elija cada uno por gusto personal, o lo que sirvan en las distintas cafeterías de barrio, el agua con gas tiene un beneficio extra.
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Al ser carbonatada, la soda ayuda a limpiar aún más el paladar de las personas antes o después de consumir café. Además, su sensación refrescante –si está bien fría- contrasta bien con el calor y la intensidad de esta infusión tan característica. Por eso, muchos la eligen para acompañarla por gusto personal, aunque también tiene mayores beneficios que el agua para cumplir este rol.
Aunque el origen de esta práctica es diverso, se estima que todo comenzó en los cafés vieneses, establecidos en el siglo XVII tras la retirada del Imperio Otomano. Ya en ese entonces, la bebida era acompañada con un poco de agua.